Magazine del colectivo Quimera

Nota biográfica perdida a Carmen Mondragón por Lisandro Ariel

In Uncategorized on abril 19, 2010 at 12:25 PM

por Lisandro Ariel

Carmen Mondragón, artista mexicana, moría una mañana del 23 de enero de 1978, a causa de una úlcera, sumida en la pobreza y la locura, a los ochenta años. Murió sola y sin amor en una casa repleta de gatos. Los niños la apedreaban en la calle. Era maestra de arte en una escuela primaria.

Sin homenajes ni desfiles, México vio morir a su primera mujer moderna y emancipada. Una heroína ignorada que se ha visto opacada por la figura pintoresca de su contemporánea Frida Kahlo. En lugar de ésta, Carmen era una mujer de mundo, libre y famosa en dos continentes por su belleza. Hija del general Manuel Mondragón, militar al servicio de Porfirio Díaz y el tirano Victoriano Huerta, nació en la abundancia y en la férrea disciplina bélica. Por una misión diplomática del General, la familia Mondragón fue a Francia, donde Carmen creció con belleza inigualable. Esos primeros años la ven crecer como una niña rebelde, malcriada, precoz y muy inteligente. La sociedad conservadora de su época veía con malos ojos a esa inquieta niña.

A su regreso a México, Carmen se casa con un cadete del Colegio Militar. A raíz de la Revolución, toda la familia Mondragón huye en exilio hacia Francia. Ahí, rompe relaciones con su  marido al sufrir la muerte de su primer y único hijo. Regresa a México en 1921, donde la persigue la leyenda negra de haber asfixiado a su propio bebé. En su tierra natal se distingue rápidamente por su belleza, y sus pinturas toman relevancia entre los círculos culturales del país. La década de los veinte en México pertenece en términos femeninos enteramente a su espíritu. Se liberó como amante y como poeta, en un mundo dominado por hombres violentos en el arte y la política. Fue considerada la mujer más hermosa de México, y se le tomó erróneamente por ninfómana, como suele sucederle a la mujer libre.

Encontró su primer gran amor en Gerardo Murillo, conocido como Dr. Atl, uno de los más grandes artistas pictóricos que ha tenido el país. Un hombre extravagante y dionisiaco que se enamoró perdidamente de los ojos verdes de Carmen. Con él,  ella adquirió el sobrenombre con la que se le conocería en la élite artística mundial, Nahui Olín, el quinto sol de los aztecas, la flor de cuatro pétalos. Por años mantienen un romance que toma tintes tormentosos, dignos de una novela. Después del terrible rompimiento con el Dr. Atl, Nahuí Olín viajó con el caricaturista Carlos Santoyo hacia Hollywood, donde hace los primeros desnudos artísticos en fotografía que se deban a una mujer mexicana. Las fotografías causaron revuelo entre la conservadora sociedad mexicana de la época. Estas obras la dejan ver con sexualidad abierta y retadora, como la perturbadora Maja Desnuda. El falso feminismo confunde liberación con la copia de elementos masculinos, dominación burda y vulgaridad sexual,  la artista Mondragón es una mujer liberada, pero ante todo una mujer, y en todos sus actos se muestra con su naturaleza femenina expuesta, sin matices, total.

En California, entre amantes y fiestas, se reinventó en el interior de la comunidad artística de Hollywood. El famoso director de cine Rex Ingram, creador de Greta Garbo, admirado por su belleza,  la invita a participar en una película que nunca llegó a realizarse. En México, la belleza de Nahui Olín fue retratada a manos del mismo Diego Rivera, en el famoso mural La creación, donde personifica la lírica erótica.

Es una de las dos mujeres que se integran al partido comunista en esa época, cuando aún en México no se permitía votar a las mujeres. Comparte en un tormentoso triangulo romántico con Tina Modotti, una hermosa fotógrafa italiana de la revolución, a su amante Juan Antonio Melá, un perfecto Che Guevara, antecedente de la revolución cubana, quien es asesinado por la policía secreta de la isla.

Entonces, se enamora de un capitán de barco, Eugenio Agacino, por lo que se traslada al puerto de Veracruz. Con su amante definitivo, cruza los mares, va hacia Manhattan, España, Francia, Inglaterra. Pero cuando parece haberse encontrado con la felicidad, Nahui Olín sufre la muerte accidental de su amado en 1934.

Entonces, dedicada al arte, intenta la fama en la Ciudad de México; participa en una exposición colectiva en la que otros, no ella, llaman la atención. A partir de ese momento se recluye misteriosamente hasta su muerte.  Durante esta época escribe su mejor poesía. Sus versos emanan una enorme ternura inteligente que raya en la ingenuidad sensual de una adolescente, atractiva y peligrosa.

Leí en alguna parte que los diarios del Dr. Atl relatan el primer encuentro con Nahuí. Habla de la fascinación instantánea que creaba en todos a su alrededor. Dice haberla conocido en una casa de San Ángel. Busqué la casa con mi novia, Gaby. Vagamos por horas. Me comenta sobre lo conservador de su familia. Para inspirarla, le he contado la historia. Una de las mujeres más interesantes que han nacido, le digo. Gaby sonríe y luego me pregunta: ¿Murió feliz? Pienso por un instante la respuesta. Miro sus ojos negros y le miento: Sí.  Luego prendo un cigarrillo y miro un grupo de escolares cruzar con minifaldas de cuadros.

  1. […] Una mujer mexicana: Nahuí Olín […]

  2. Gran artículo. Sobre todo porque los mitos bohemios femeninos han sido sistemáticamente relegados por los articulistas. Uno no sabe bien por qué. Se les busca la hilacha, quizás porque atacaron el machismo social desde las costumbres y no desde la política. Semejante opción las convierte, para la historia del feminismo, apenas, en zorras irredentas. No eran ni maestras líricas, ni congeladores anímicos: la vergüenza del feminismo. Eran objeto del arte, objeto del viejo artista verde, pero sobretodo artistas de sí mismas, a su vez. Modotti, Valadon, Olín: putas olímpicas. Dos son mexicanas. Grandeza del México reciente. Una razón de más para que nos jodan algunos aspectos del México contemporáneo… ¿cómo si fueron lo que fueron, nos quieren hacer creer que son lo que no podrán ser jamás?: no son un L.A. pobre… sino un París más desigual: aunque compensado gastronómicamente…
    Sobre la grandeza de México volveré cuando haya pasado la primera fase del Grupo A de Sudáfrica… Hasta entonces, maldiciones o silencio…
    Buen artículo, maestro.

  3. Gran comentario, Ubu. México quiere disfrazarse de sajón, cuando nuestra naturaleza es más bien mediterránea. Un abrazo hasta España, maestro uruguayo.

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